Nos encantó nuestra estancia en La Yurta Naranja. La ubicación en mitad de la montaña y la tranquilidad que transmitía el lugar nos fascinó. A pesar de que la yurta estaba ocupada, el amable dueño nos reubicó en otra cabaña justo al lado, la cual estaba muy cómoda y completamente equipada. Tuvimos una experiencia única y diferente, con vistas impresionantes y la oportunidad de respirar aire limpio lejos de la ciudad. Los anfitriones fueron muy amables y nos sentimos realmente bienvenidos. John, el dueño, es una persona tranquila y abierta con la que dan ganas de entablar conversación. quiero destacar la buena ambientación de la habitación y la comodidad de la cama. Definitivamente, si buscas aislarte un poco y hacer algo diferente, este es el lugar perfecto.

Todo fue maravilloso ✨👌